En él, Fidel Castro reconoce que el país está en la ruina y que no tienen otra opción que abandonar el comunismo. Además, les dice a sus decepcionados colaboradores que "sabíamos desde el principio que esto no funcionaría", al tiempo que coge un teléfono para admitir a Washington su derrota. Además dice que "los gringos" no son tan malos.
Es decir que las declaraciones que Castro hizo a Jeffrey Goldberg, periodista estadounidense y corresponsal de la revista mensual The Atlantic, no son las primeras en las que admite el fracaso del modelo económico cubano. Al ser preguntado sobre la conveniencia de que ese modelo sea exportado a otros países de la región, el dictador dijo que "ya no nos sirve ni a nosotros".
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